(A la Brigada Médica Cubana Henry Reeve)
Lynette Mabel Pérez; Poetas en Marcha
He oído que todo muere,
desde los seres vivos
hasta los edificios antiguos,
desde las ganas de ser
hasta las carcasas de metal.
Muere la memoria con los años,
las calles también mueren
y las ideas tarde o temprano,
los ojos se van apagando
en las cuencas marchitas.
Dicen que todo muere,
que todo termina con rapidez,
pero yo sé que hay rituales,
que hay liturgias para no morir.
Sé que se puede masticar la esperanza
y andar durante kilómetros
por caminos enlodados
cargando la medicina y el pan.
Sé que es posible tocar con los dedos
el espíritu que se oculta en un caracol,
que se puede asir con ellos la vida
y obligarla a quedarse un poco más.
Sé que con la palabra adecuada en la boca
y el medicamento correcto en la mano
se puede obrar milagros, recoger los fragmentos
de nuestra alma y atarlos al poste de la existencia.
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