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Carta abierta a Pedro Pierluisi

EL DEBER SAGRADO

Por Ariel Hernández Santana

“El buen gobernante de américa no es el que sabe cómo se gobierna el alemán o el francés, si no el que sabe con qué elementos está hecho su país y como puede ir guiándolos en junto para llevar, por métodos e instituciones nacidas del país mismo, aquél estado apetecible donde cada hombre se conoce y ejerce, y disfrutan todos de la abundancia que la naturaleza puso para cada uno en el pueblo que fecundan con su trabajo y defienden con sus vidas. El gobierno ha de nacer del país. El espíritu del gobierno ha de ser del país. La forma del gobierno ha de manifestarse desde la constitución propia del país. Es así como el gobierno no es más que el equilibrio de los elementos naturales del país”.

José Martí


Nadie está obligado a ser policía ni bombero”, expresó el gobernador Pedro Pierluisi ante los legítimos reclamos de estos servidores públicos por un retiro y salario dignos. En sus expresiones el gobernador les recrimina a estos servidores que “defender la seguridad pública es un deber sagrado. El que asume ese deber lo tiene que asumir sin condiciones. No es un deber que uno deba relegar y hay formas y maneras de protestar, pero jamás debe conllevar poner en peligro la vida de los demás cuando es tu deber.”


Señor gobernador, quien ha puesto en peligro la vida de los puertorriqueños no ha sido la policía de Puerto Rico que día a día exponen sus vidas para combatir el crimen, ni los bomberos que día a día responden a las emergencias de la ciudadanía. Quien ha puesto en riesgo a la ciudadanía puertorriqueña ha sido el gobierno irresponsable y corrupto que usted representa cuyos funcionarios electos y sus amigos del alma se han encargado de llevar a este país a la quiebra mediante la emisión ilegal de bonos, el otorgamiento de contratos leoninos y de dudosa legalidad, y la privatización de servicios públicos a manos de corporaciones que no responden a los mejores intereses del pueblo de Puerto Rico. Ese mismo pueblo que usted juró defender. Con sus desatinadas expresiones en torno a los legítimos reclamos de la policía y los bomberos, usted ha demostrado no tener la sensibilidad necesaria ni estar capacitado para gobernar a Puerto Rico.


El pueblo de Puerto Rico tiene necesidad no solo de estos funcionarios, sino de maestros, doctores, enfermeras, trabajadores sociales, fiscales, jueces, investigadores, recogedores de basura, obreros de construcción y mantenimiento, entre otros tantos profesionales y oficios. Es el deber del gobierno procurar reclutar los mejores funcionarios públicos posibles y tener una fuerza laboral motivada y bien remunerada para que estos a su vez puedan brindarle a la ciudadanía, de la cual también forman parte, los servicios esenciales que tanto necesita. Los funcionarios electos son los que tienen el deber sagrado de velar por el bienestar general de sus representados mediante la implementación de una política pública que garantice el progreso material, educativo y cultural de un pueblo. En ellos se ha investido la confianza de la sociedad por medio del voto para que un pueblo pueda desarrollarse al máximo de sus capacidades dentro de los recursos que tiene el Estado para garantizar sus derechos y promover sus aspiraciones. En la medida en que los recursos del Estado se despilfarren o se apropien de ellos ilegalmente mediante esquemas de corrupción gubernamental, es el pueblo trabajador el que sufre las consecuencias de salarios de hambre y retiros con dolor de indigencia.


¿Con qué moral viene usted a insinuar que los bomberos y los policías están incumpliendo con su deber sagrado de brindar seguridad al pueblo por ejercer su derecho a protestar para exigir un salario digno cuando miembros de su partido están cobrando jugosos salarios con fondos públicos para promover con cartulinas en Washington DC el ideal anexionista que usted representa? Supongo que a esa forma de protestar usted no tiene reparo alguno. ¿Con qué moral se le puede exigir austeridad a los servidores públicos cuando a la directora de una junta de control fiscal impuesta por el gobierno federal nuestros contribuyentes le pagan un salario mínimo de $625,000.00 al año, más todos sus gastos pagos? Ello sin contar las escandalosas tarifas de los abogados de dicha junta para litigar en contra de los intereses del pueblo. Con relación a dichos salarios y tarifas no lo hemos escuchado a usted oponerse. ¿Con qué moral se le puede pedir complacencia y comprensión a los servidores públicos por el recorte a sus pensiones de retiro cuando la alta gerencia de la nueva compañía privada de Energía Eléctrica (LUMA) genera salarios millonarios? A ese robo descarado no lo hemos escuchado a usted oponerse, sino todo lo contrario, lo apoya y lo promueve.


A parte de todo lo anterior los beneficios contributivos que disfrutan los mal llamados inversionistas extranjeros que se radican aquí al amparo de la ley 20 y 22 no le hace justicia a los inversionistas puertorriqueños, sino que genera una marcada desigualdad económica para los nuestros. En fin, la crisis económica que vive nuestro pueblo y que ha generado la emigración en masa de compatriotas hacia los Estados Unidos, el masivo cierre de escuelas, la falta de servicios médicos adecuados, el alto costo en la educación superior, son los factores que verdaderamente atentan con nuestra seguridad y nuestro futuro y que sin duda alguna no se le puede atribuir a los servidores públicos de nuestra patria, sino al mal gobierno, a la dependencia económica, al amiguismo político y a la corrupción.


Señor gobernador, nadie está obligado a ser gobernador, pero el que como usted juramenta serlo, debe ceñirse a los principios del buen gobierno y se debe con todas las fuerzas de su corazón a servirle bien al pueblo que lo eligió. Me parece que es usted el que debe cuestionarse si está cumpliendo con el deber sagrado de gobernar.

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