¡Adolfina Vive!
- CSCPR
- 8 feb 2022
- 3 Min. de lectura
En la primera publicación del Manifiesto Comunista, en 1848, se afirma la tesis que hasta hoy hace temblar a las minorías poderosas del mundo: “La historia de la humanidad es la lucha de clases”.

La lucha de clases se refiere al conflicto permanente entre las clases sociales existentes, entre los que producen y los que no producen, entre los que “sin trabajar” se adueñan de la producción y excluyen a los que trabajan, entre explotadores y explotados.
Unos luchan por la liberación y otros por mantener la opresión o explotación. En ese sentido el objetivo económico de apropiarse de la riqueza producida conduce al opresor a ejercer el control político.
Cada época histórica desarrolló una explicación para justificar el dominio y la explotación. Esa ideología podía ser tan simple y brutal como la fuerza misma. Más adelante, se justificó por razón divina y hasta por ideas de libertad, justicia y fraternidad.
Es así que la lucha de clases tiene tres manifestaciones fundamentales, la económica, la política y la ideológica. Esta divina trinidad, en pleno siglo XXI se confunde y se oculta mediante diversas explicaciones y justificaciones desarrolladas sobre ese terreno del conflicto social, hasta el punto de reclamar su inexistencia por parte de algunos.
La historia nos muestra como todo está en movimiento, en evolución, en constante cambio. El poder político, en su objetivo de evitar el cambio, crea estructuras para mantener su control. Estas estructuras son el Estado y sus manifestaciones de control policiaco y militar, interno y externo. También se incluyen las estructuras de socialización que tienen la función de diseminar las ideas que justifican la armonía frente al conflicto. La escuela, la iglesia, los clubes, asociaciones profesionales, organizaciones no gubernamentales, medios de comunicación corporativos y hasta sindicatos son vehículos para dilatar las tensiones sociales y mantener el control político, social y económico de la clase dominante.
Cuarenta y dos años después del vil asesinato de Adolfina Villanueva Osorio, su ejemplo vive para recordarnos la necesidad de redoblar el compromiso y el ánimo de luchar por una causa justa. Para reiterarnos que la lucha de clases existe.
Ella lucho y dio su vida por un techo para sus hijos. Lucho y dio la vida por defender un hogar en el cual vivir decentemente. Lucho y dio la vida por querer ser independiente. Lucho y dio la vida por querer vivir.
¿Qué relación tuvo Villa Sin Miedo, la comunidad Villa del Sol, los despidos causados por la implantación de la Ley 7-2009, la negativa de la gente de las Gladiolas y hoy en Puerta de Tierra a desalojar sus viviendas, la lucha de las comunidades en nuestro país por tener acceso a servicios de excelencia en cuanto a energía eléctrica, agua, escuelas, salud, seguridad, recreación y vivienda, o las luchas de las comunidades por defender el ambiente, el reclamo de trabajadores por una pensión o seguridad de empleo, la compra de propiedades por inversionistas a precios ridículamente bajos, la aprobación de la Ley Promesa y el subsiguiente Plan de pagos a la deuda con el asesinato de Adolfina Villanueva Osorio?
Lo anterior son ejemplos de pobreza, desigualdad social y económica, enfrentamiento contra el poder del gobierno, victimas de intereses económicos…
Ejemplos de seres atrevidos y arrojados, soñadores de libertad, cimarrones, negros y negras, gente de pie, mujeres y hombres dispuestos a luchar por un techo, por un pedazo de tierra…
Son rescatadoras y rescatadores de dignidad, constructoras y constructores de la justicia, agitadoras y agitadores de la verdad…
Son escenarios de lucha de clases, el motor que mueve la humanidad.

Al recordar la muerte de Adolfina afirmamos la necesidad de reflexionar sobre la agenda inconclusa por obtener Justicia, Igualdad y Libertad en nuestro país. Tenemos que saber que todavía existen muchos Veremundo Quiñones con el control de hacer leyes para quitar trabajos, derechos, casas y hasta la vida. Que existen muchos Veremundo Quiñones que compran legisladores, alcaldes y funcionarios para que se aprueben sus proyectos. Que existen tribunales para interpretar leyes a favor de los Veremundo Quiñones y negar justicia a los necesitados.
Hoy recordamos y afirmamos la valentía e integridad de Adolfina Villanueva Osorio como así recordamos y respetamos a los cientos de miles de hermanos haitianos y caribeños que la maldad de los Veremundo Quiñones les condenan a la pobreza, a la falta de educación, al discrimen, a la muerte. Que existen otros millones de hermanos en todo el planeta víctimas de ese 1% de Veremundos Quiñones que nos explotan.
La injusticia, la desigualdad, la falta de libertad no se mide solo por cantidades. Tampoco podemos consolarnos porque existen oportunidades. Se trata de derechos, no de oportunidades. Cuarenta dos años después continuamos luchando, unos más necesitados que otros, otros en peores condiciones… pero todos buscando un pedazo de tierra y aire donde vivir dignamente y a plenitud.
PROHIBIDO OLVIDAR, ADOLFINA VILLANUEVA OSORIO, ¡VIVE!
Comments