El restablecimiento de los vínculos diplomáticos con China y el anuncio de nuevas inversiones de los empresarios rusos, representa hoy para Nicaragua la posibilidad de aumentar sus exportaciones, infraestructura y Producto Interno Bruto (PIB), afirman analistas.
Para el experto en temas de política internacional, Elmer Martínez, el ejecutivo encabezado por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), centra su gestión en un plan de desarrollo humano, emanado de las propuestas de la ciudadanía; basado en el crecimiento económico y en el progreso social.
«Educación, salud e infraestructura constituyen los principales sectores beneficiados durante los 15 años de la administración sandinista. Contamos, además, con las mejores carreteras de Centroamérica y 23 hospitales públicos construidos en esta etapa», señaló el especialista a Prensa Latina.
Pese a la edificación de alrededor de 10 mil viviendas anuales, Martínez afirmó que el territorio percibe aún un déficit habitacional, sumado a la necesidad de optimizar el acceso al agua potable y al saneamiento ambiental en algunos de los 153 municipios, retos del nuevo periodo de gobierno, desde el 10 de enero.
El acto de investidura del presidente Daniel Ortega y la vicemandataria Rosario Murillo contará con una presencia confirmada de representantes de Cuba, Venezuela, Bolivia, Belice, Irán, Palestina, China, Rusia e India; así como, los 300 acompañantes electorales de partidos, organismos y asociaciones progresistas.
Durante los pasados comicios generales del 7 de noviembre, la Alianza del FSLN obtuvo más del 75 por ciento de los votos, un acumulado de dos millones 093 mil 834 boletas y, respecto a la Asamblea Nacional, la organización de izquierda obtuvo 75 curules.
CONTINUIDAD DE UN PROYECTO SOCIAL
Antes del regreso a la presidencia de Daniel Ortega, tras las elecciones del 5 noviembre de 2006, dirigía Nicaragua un ejecutivo neoliberal-burgués, bajo el mando de los banqueros y provisto de un orden jurídico débil en la garantía de los derechos básicos, aseguró a Prensa Latina el académico Leonardo González.
El profesor de la Universidad Nacional Autónoma de Managua (UNAM-Managua), Leonardo González afirmó que, si bien la garantía en el acceso a los servicios formaba parte del texto de la constitución política refrendada en 1987, los gobiernos de la década de 1990 y comienzos del siglo XXI saquearon al país.
«Entonces, el electo mandatario debió, desde el 10 de enero de 2007, asumir una profunda transformación hacia un estado social-democrático y revolucionario; reformular las estrategias de políticas públicas y las diferentes estructuras y poderes gubernamentales, entre ellos, la Asamblea Nacional», reconoció.
Desde esa fecha, cuando el dignatario saliente Enrique Bolaños (2002-2007) entregó la banda presidencial a su sucesor, la extrema derecha nicaragüense y la embajada de Estados Unidos en Managua desconocieron la vocación socialista de la administración comandada por Ortega.
González mencionó la existencia de más 40 proyectos sociales hasta la fecha, entre ellos, créditos productivos, Hambre Cero, Usura Cero bonos y meriendas escolares, edificación de parques, prestaciones para jubilados, entrega de viviendas, subsidio de energía y de agua, para reducir la cifra de pobreza extrema.
ALIANZA INTERNACIONAL
El eje fundamental para el impulso de esos planes de bienestar ciudadano fue siempre la política internacional, a juicio de Leonardo González, pues en su primer discurso ya Ortega anunciaba la incorporación del país en la entonces Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA).
«En ese mecanismo encontramos una gran opción de dignidad, independencia y autonomía para salir de la miseria y hasta 2013, servicios como la educación, energía, salud y el desarrollo agrícola productivo partían de los programas conjuntos con el ALBA», puntualizó.
De acuerdo con el experto, de 2007 a 2013, los intercambios entre Nicaragua y las naciones miembros de ese bloque superaron los cuatro millones de dólares y, durante ese tiempo el comercio directo con Estados Unidos, uno de los principales mercados de las exportaciones, ascendió a dos millones de dólares.
«Por tanto, es imprescindible recobrar ese tipo de memoria estratégica respecto a la evolución y desarrollo de los territorios integrantes del ALBA y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Asimismo, defender este tipo de enfoque que no es capitalista y permite el libre mercado», reconoció.
En 2018, cuando el intento de golpe de Estado contra el presidente Ortega, la complicidad y coautoría de la extrema derecha y la oligarquía nacional, la embajada estadounidense y la Unión Europea lograron detener, por un año, ese gran avance e intercambio con el mundo asumido por Nicaragua.
«Siempre hemos impulsado relaciones diplomáticas, comerciales y geoestratégicas con todas las culturas. Aspiramos ahora a dar un paso cuantitativo porque tenemos las bases científicas, técnicas y humanísticas para el restablecimiento de una ruta de progreso continuo», argumentó González.
Consideró, asimismo, que las proyecciones del ejecutivo deben concentrarse en el crecimiento del PIB entre cinco y ocho por ciento y, además, el gobierno de Ortega y la vicemandataria Rosario Murillo debe fortalecer tres ejes: enseñanza, producción y organización política.
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