“En violación del derecho internacional, EE.UU. llevó a cabo actividades de creación de fármacos que, cuando se administran al organismo a corto plazo, causan enfermedades crónicas y provocan el desarrollo de diferentes formas de cáncer”, expresó en una conferencia de prensa Ígor Kirílov, jefe de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas rusas.
El funcionario afirmó que Venezuela tiene evidencias de la utilización de una sustancia especial, de presunta factura estadounidense, para envenenar al líder bolivariano. El magnicidio estuvo a cargo de Claudia Díaz, integrante del círculo presidencial, acusada en la actualidad de varios delitos y colaboradora de los intereses imperialistas.
Con la ayuda de instancias estadounidenses, la antigua directora de la Oficina Nacional del Tesoro “abandonó Venezuela y luego fue trasladada a EE.UU. para evitar que los detalles de su cooperación con las agencias de inteligencia se hicieran públicos”, prosiguió Kiríllov.
El presidente constitucional de Venezuela, Nicolás Maduro, había señalado el 18 de julio la “implicación de Estados Unidos en el asesinato” de Chávez. Desde 2002, los servicios federales estaban trabajando en variantes de eliminar al entonces mandatario de la nación suramericana, con el uso de empleados de la embajada de Washington en Caracas.
¿Quién es Claudia Patricia Díaz Guillén?
Entre 2011 y 2013 dirigió la Oficina Nacional del Tesoro y la secretaría del Fondo de Desarrollo (Fonden). Mientras su esposo, Adrián José Velásquez Figueroa, encabezaba el servicio de seguridad del ex presidente, Díaz laboró como enfermera de Chávez.
A ambos se le imputan cargos de enriquecimiento ilícito, concierto para delinquir y blanqueo de capitales. Fueron detenidos en 2018 en España. La Audiencia Nacional de ese país aprobó su orden de extradición a Venezuela, pero después quedó anulada por supuesta posibilidad de “vulneración de derechos fundamentales”.
A finales de 2020, Díaz Guillén y Velásquez Figueroa fueron detenidos otra vez, a petición de Estados Unidos. En mayo de este año extraditaron a la militar retirada para juzgarla por acciones de implicación penal en esa nación. Después de que la corte negó su moción de desestimar tres cargos de lavado de dinero, Díaz se enfrentará a juicio el próximo 17 de octubre. Desde mayo pasado está recluida en una prisión de West Palm Beach, al sur de Florida.
Existen numerosas evidencias de investigaciones llevadas a cabo por agencias de inteligencia estadounidenses para emplear el cáncer como parte de la guerra biológica.
Documentos parcialmente desclasificados del Ejército de Estados Unidos del año 1948 evidencian que exploraron “la posibilidad de utilizar venenos radioactivos para asesinar a ‘personas importantes’, como líderes militares o civiles”. También se contemplaba la opción de usar estos materiales para “contaminar franjas de tierra enemiga o para utilizar contra bases militares”.
En 2013, año de la muerte de Hugo Chávez, el cáncer seguía siendo un área importante de estudio y desarrollo para el gobierno estadounidense, a través del Departamento de Investigaciones del Cáncer en las instalaciones del Fuerte Detrick en Frederick, Maryland. Esta institución es un conocido centro de guerra biológica del Pentágono, donde se han creado numerosas enfermedades letales.
El investigador y periodista Jeremy Bigwood explicó: “Hay muchos agentes que causan cáncer que fueron convertidos en armas en Estados Unidos en Fuerte Detrick, el Arsenal de Edgewood y otras bases militares y centros del Departamento de Energía. Por ejemplo, micotoxinas (de hongos tóxicos) fueron convertidas en armas. Las micotoxinas T2 pueden producir necrosis en el tejido que penetran y convertirse en cáncer cuando no son inmediatamente letales”.
Fidel dijo en 2004: “Hace mucho tiempo albergo igualmente la más profunda convicción de que, cuando la crisis llega, los líderes surgen (…). Así surgió Chávez, cuando la terrible situación social y humana en Venezuela y América Latina determinaba que el momento de luchar por la segunda y verdadera independencia había llegado”.
El gobierno de Estados Unidos tuvo a Hugo Chávez en la mira desde su primer mandato. Cuando no pudieron comprarlo, el derrocamiento se convirtió en la única opción de garantizar la dominación imperialista sobre Venezuela. Trabajando en conjunto con los empresarios, políticos y militares tradicionalmente aliados de Estados Unidos, ejecutaron un golpe de Estado contra Chávez en abril 2002. Desde entonces ya emergía la opción del asesinato del presidente. Así lo revelan documentos del Departamento de Estado y declaraciones del propio Asistente Secretario de Estado de ese momento, Otto Reich.
Desde ese momento, el financiamiento a la oposición, el sabotaje económico y los planes de magnicidio fueron puntos comunes en la manera de tratar con el personaje político. Aunque arreciaban los ataques, la popularidad de Chávez subía. Amigo de Cuba y de las causas justas, se convirtió en un verdadero enemigo para los intereses estratégicos de EE.UU.
“Al imperio no hay que subestimarlo, pero tampoco hay que temerle. Quien pretenda llevar adelante un proyecto de transformación, inevitablemente chocará con el imperio norteamericano”, había declarado el amigo de Cuba, retador, ante la prepotencia imperialista. Su espíritu vive en las tierras de América. Su voz firme seguirá vibrando en todo el continente.
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