Cien años se cumplen hoy del nacimiento de Haydée Santamaría Cuadrado, una de las figuras más entrañables de la Revolución Cubana
La Habana, Cuba. – Cien años se cumplen hoy del nacimiento de Haydée Santamaría Cuadrado, una de las figuras más entrañables de la Revolución Cubana.
Su infancia y juventud transcurrieron en el batey del central Constancia, en Encrujijada, Las Villas. Allí radicalizó su pensamiento político, junto a su hermano Abel.
Con él se sumó a los jóvenes que, bajo el liderazgo de Fidel Castro, estremecieron la historia de Cuba el 26 de julio de 1953 con el asalto al cuartel Moncada, para sacudir la conciencia nacional ante los atropellos de la tiranía batistiana. “Allí íbamos en busca de la vida y no de la muerte”, diría Haydée, cuya participación consideró un privilegio, más que un acto de heroísmo.
Allí perdió a su hermano y a su novio, salvajamente torturados. Pero jamás dudó de la utilidad de aquella gesta, ni de la visión revolucionaria de Fidel.
Una casa amorosa y solidaria Haydée Santamaría, después del asalto al cuartel Moncada, supo de los rigores de la cárcel, el exilio, la clandestinidad, la lucha en la Sierra Maestra. Y en el propio año del triunfo de la Revolución asume la tarea de fundar la Casa de las Américas.
Ella -que no era versada en arte y literatura, pero tenía un alma pura y sensible- entregó todas sus energías a aquella nueva misión. Convocó a relevantes figuras de la cultura cubana a ayudarla a impulsar el proyecto, destinado a acercar a los pueblos latinoamericanos y caribeños.
En la Casa de las Américas nació el Premio Literario, ya todo un hito continental. Y allí encontraron cobijo jóvenes trovadores que darían un vuelco a la canción cubana.
En coyunturas muy complejas fue clave la Casa de Haydée, la heroína íntegra, tierna; la del diálogo franco; la de eterna vocación revolucionaria.
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