Por Juan Camacho
Se mueve a otro continente
y a lugares no accesibles
atiende los imposibles
siempre pensando en la gente.
Solo motiva su mente
atender al desvalido
aquel que nunca ha tenido
la consulta de un galeno
que se siente aislado, ajeno
triste y desfallecido.
Atraviesa la pradera
la selva, el campo y el río
no le importa el desafío
llega y planta su bandera.
Allí cava su trinchera
con su mejor actitud
demostrando juventud
y su solidaridad
contra la necesidad
de mejorar la salud.
Conoce la medicina
como un gesto humanitario
sin el haber propietario
que la corroe y domina.
Su trabajo se encamina
a la tarea que da vida
sea gratuita o compartida
no es requisito el dinero
porque el deber es primero:
que la misión sea cumplida.
Su trabajo es de esperanza allí donde se ha perdido es cumplir lo prometido es demostrar confianza. El médico en su semblanza demuestra una gran verdad que la misión es bondad que es herencia de país que como dijo Martí Patria es Humanidad.
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